viernes, 16 de noviembre de 2007

VOCES DEL TIEMPO
Por Marcelo Velasco
(Tercera parte de tres: 3/3)

8
El sábado 10 de marzo de 2007 realizamos una romería a Carlos. Fueron muchos de sus amigos cercanos y cada uno de nosotros dijo algo con respecto a lo que significó en nuestras vidas, en los distintos ámbitos que se desenvolvió.

Pesé a que Richard Salazar, “el maldito Alemán”, nos dijo que con esta ceremonia debíamos cerrar el duelo de nuestro amigo, sabía que aún tenía inconcluso una comunicación con Carlos... Aún no podía estar tranquilo.

Apresurado llegue a mi casa a desempolvar el viejo libro de Salgari y comencé a buscar nuevamente cual era el mensaje que era necesario descifrar. El tiempo había pasado y tal vez ahora podría ver las cosas con otros ojos, como me había dicho Carlos.

QTOR, FANTCOL, VAGDO, seguían siendo una incógnita.
¡¡¡Que es lo que me quisiste decir!!!!
¡¡¡Porque me pusiste un mensaje tan difícil y no simplemente lo escribiste en tus libros....!!!!
¡¡¡...TUS LIBROS!!!!
¡¡¡Eso era!!! No había ninguna alusión a alguna editorial o autor porque simplemente eran sus libros.

DHIE debía ser “El Dios de Los Hielos”...
VAGDO debía ser “Vagamundos”...
QTOR debía ser “Quantor”....
QTOR 4, P25, L47; El número 4, párrafo 25, letra 47.... En ese Quantor habían dos escritos de Carlos, la editorial y el cuento “La isla de los macacos”.
Si aplicaba la regla a la editorial, no se podía dar, porque sólo tenía 21 párrafos.
¡Debía ser el cuento!

Busque en él... El resultado era la letra “a”.

Luego la siguiente: FANTCOL, P 17, L5
Debía ser “El Fantasma del colegio y otros relatos”.
La letra encontrada era la “a”.

Continué con el resto de las claves.

¡Al llegar a la octava clave literalmente se me cayo la cara! El mensaje resultante hasta ese momento era “aaojlfml”

¡No era esa la forma de descifrar el mensaje! ¡Era imposible que fuera un mensaje coherente!
Cuando nuevamente la desazón y la frustración comenzaron a envolverme, se acerco Fernanda y me dijo dulcemente pero con preocupación.

―¡¿Que le pasa a mi niñito hermoso?! ¿Por qué tiene esa cara?― me dijo dándome un dulce beso en la boca.
―¡Nada!― dije enojado. ―Es que todavía no puedo saber que me quiso decir Carlos Raúl...
Fernanda sabía del mensaje y de lo mucho que me frustraba, por lo cual procedió a ayudarme de la mejor forma cuando estoy frustrado... ¡Me retó!
―¡No creo que te haya querido decir algo oculto! ¡No era un escritor! Los escritores siempre dicen lo que quieren decir y listo. No andan escondiendo cosas, sino dejarían de ser escritores― luego, retomando su dulce voz, me dijo mientras me abrazaba ―¡Tal vez no te oculto nada sino que simplemente te lo dijo!


Pensativo abrí nuevamente el Quantor número 4, pero en vez de buscar el párrafo 25, busque la página 25. Calzaba con el cuento de “La isla de los macacos”. Ahora en vez de ser la letra 47 tenía que ser la línea 47. En ella decía: “Establecido un plan posible, en alguna parte, los engranajes que determinan la existencia de los sucesos comenzaron a moverse el sentido preestablecido.”
¡Sin duda era un comienzo!

Luego busqué la segunda clave. ¡Los pelos se me pusieron de punta al leer lo que decía!: “Cuando los hombres envejecemos― dijo el caballero ante el absorto público infantil que le escuchaba boquiabierto ―nos vamos quedando solos. Los amigos de infancia, los compañeros de estudio, los socios y antiguos clientes, las personas que vamos conociendo, las relaciones que todos vivimos en una sociedad que vamos estableciendo, el trabajo y la misma existencia, se va perdiendo en el tiempo”.

La siguiente clave decía: “Las gentes van cambiando de actividad, de residencia, falleciendo. Sólo la familia, y eso no es siempre, continúa y permanece, aunque a veces también― añadió acariciando la mano de su hijo ―puede perderse por razones que, vistas a través de la perspectiva de los años parecen mezquinas o ridículas...”

Carlos había muerto desganado y en mucha soledad. Entonces era cierto. Estaba hablando directamente, sin trabas ni complejos algoritmos, sino que simplemente te estabas dirigiendo a nosotros con directas voces del tiempo, gritando desde lo más intimo de tu ser, simplemente para darnos un consuelo y hacernos levantar nuevamente.

De esa forma fui descifrando todas las claves.
QTOR 4, P 21, L29, “La Isla de los macacos”: “Si soy un hombre algo anticuado y amo el conocimiento”

QTOR 4, P3, L31: “¿De que recodo temporal, de donde emergen entonces aquellos ‘viejos locos’ que continúan porfiando en generar espacios culturales de libertad, al margen del mecenazgo de las empresas transnacionales, luchando contra la chatura del pragmatismo libremercadista, los molinos de viento y la ley máxima de ganancia, encendiendo chispas en la amorfa pradera de la conciencia colectiva?”

Esta era la editorial del Quantor 4. Era una alusión al trabajo que realizábamos para difundir la cultura en un mundo que casi la había olvidado. Él los había llamado los “magníficos dinosaurios”. Carlos, no sabía en ese momento que hablabas simplemente de ti.
QTOR 4, P3, L61: “Allá suena el clamor de los gigantes, convocando nostalgias, concentrando sueños, congregando el porvenir”.
¡Como siempre levantándonos los brazos caídos!

En ese momento me di cuenta que la editorial del Quantor 4 dio la luz el 2002. “Vagamundos” también era de una fecha posterior. ¡¿Cómo era posible que Carlos haya escrito el mensaje en 1990 haciendo alusiones a escritos que aún no había realizado?!
La respuesta me la dio en la siguiente clave.

VAGDO, P53, L10: “Realidad o sueño, es el todo, pero también una parte. Una parte tan igual al todo que podemos encontrar en el vuelo de un pájaro, como en la delicada estructura de sus alas o en la fórmula de la piedra filosofal escrita con letras de oro en un pedrusco diminuto encontrado en los faldeos del cerro San Cristóbal”

Por lo tanto, si lo creíamos o no dependía de como aceptábamos la fantasía.
VAGDO, P18, L4: “Mi viaje tenía un propósito iniciativo. Era una prueba que debía rendir, una entrada que transponer, para orgullo de mi vigilante y la satisfacción de mis hermanos”

¿Vigilante? ¿Quién era tu vigilante?
VAGDO, P43, L22: “¡Que bueno es verte compañero!¡Te he extrañado tanto!”
No entendí este párrafo.

La escritura no tenía relación con lo que anteriormente había leído. Tuve que dar vuelta la hoja para ver en la parte inferior de la página había un dibujo que Carlos había realizado para el libro donde aparecía él y su viejo amigo Juan Muñoz.

Entonces entendí. Juan había muerto unos años atrás, y muchas personas habían dicho que antes de la muerte de Carlos pudieron ver la figura de Juan rondando la casa. Entonces era verdad. Estaban juntos y Juan lo había recibido.

Continué leyendo.
VAGDO, P116, L13: “Aún tenía toda una vida por delante”

VAGDO, P116, L14: “Saber más, crecer, mi nacimiento, mi muerte, renacer, todo se juntaba como un mosaico que encajaba perfectamente en mi imaginación”.
No importa donde estés, seguirás siendo un soñador.

DHIE, P56, L11: “Tal vez él no hallase todas las respuestas, pero ellos tendrían ya mucho camino, todo el suyo, tras de sí”

¿Éramos nosotros a los que dejaste? ¿A quienes hacías referencia?
DHIE, P56, L9: “Pensaba en niños creciendo, niños que tuvieran una tradición desde la infancia, libertad”
Era las generaciones futuras, aquellas por las que tanto habíamos trabajado. Este era tu legado, simplemente brindarles una cultura mejor.

Luego comenzó a despedirse.
QTOR 4, P 25, L68, “La Isla de los macacos”: “Me iré de esta época amorfa para siempre. El hombre tiene derecho a optar en donde ser y en donde morir”
¿A dónde te irías, Carlos? ¿A dónde?
DHIE, P235, L17: “Mas allá, Mas allá... Encontraría un enigma que descifrar, una inspiración que leer, una causa por la cual luchar, una antigua canción para que su pecho oprimido se expandiese”

DHIE, P235, L21: “El conocimiento no tenía fin, y la paz era tan sólo el reposo del combate”

No podía creerlo. Estaba simplemente mudo. El pecho parecía que me iba a explotar y no podía ver absolutamente nada, porque las lágrimas rodaban interminablemente por mis mejillas.
Fernanda me abrazó fuertemente mientras lloraba desconsoladamente.
Ahora podía dejarte ir. Ahora estábamos en paz.

Ya no sentía el pesar de haber perdido contacto con Carlos estos últimos años, sino que simplemente me embargo una paz y felicidad indescriptible. Sabía que no nos veríamos en mucho tiempo, pero sabía que como siempre nos llevabas la delantera.

¡¡¡Hasta aquí llegaste, forastero!!!... Nos inundaste sabiduría y simplemente diste un paso hacía la eternidad.

Santiago, Abril de 2007.
PS.- Texto íntegro ubicado en
http://www.puerto-de-escape.cl/08/02_esp_crs.htm#04

1 comentario:

Anónimo dijo...
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