sábado, 15 de diciembre de 2007
viernes, 16 de noviembre de 2007
Por Marcelo Velasco
(Tercera parte de tres: 3/3)
El sábado 10 de marzo de 2007 realizamos una romería a Carlos. Fueron muchos de sus amigos cercanos y cada uno de nosotros dijo algo con respecto a lo que significó en nuestras vidas, en los distintos ámbitos que se desenvolvió.
Pesé a que Richard Salazar, “el maldito Alemán”, nos dijo que con esta ceremonia debíamos cerrar el duelo de nuestro amigo, sabía que aún tenía inconcluso una comunicación con Carlos... Aún no podía estar tranquilo.
QTOR, FANTCOL, VAGDO, seguían siendo una incógnita.
¡¡¡Que es lo que me quisiste decir!!!!
¡¡¡Porque me pusiste un mensaje tan difícil y no simplemente lo escribiste en tus libros....!!!!
¡¡¡...TUS LIBROS!!!!
¡¡¡Eso era!!! No había ninguna alusión a alguna editorial o autor porque simplemente eran sus libros.
VAGDO debía ser “Vagamundos”...
QTOR debía ser “Quantor”....
QTOR 4, P25, L47; El número 4, párrafo 25, letra 47.... En ese Quantor habían dos escritos de Carlos, la editorial y el cuento “La isla de los macacos”.
Si aplicaba la regla a la editorial, no se podía dar, porque sólo tenía 21 párrafos.
¡Debía ser el cuento!
Luego la siguiente: FANTCOL, P 17, L5
Debía ser “El Fantasma del colegio y otros relatos”.
La letra encontrada era la “a”.
Continué con el resto de las claves.
¡Al llegar a la octava clave literalmente se me cayo la cara! El mensaje resultante hasta ese momento era “aaojlfml”
Cuando nuevamente la desazón y la frustración comenzaron a envolverme, se acerco Fernanda y me dijo dulcemente pero con preocupación.
―¡Nada!― dije enojado. ―Es que todavía no puedo saber que me quiso decir Carlos Raúl...
Fernanda sabía del mensaje y de lo mucho que me frustraba, por lo cual procedió a ayudarme de la mejor forma cuando estoy frustrado... ¡Me retó!
―¡No creo que te haya querido decir algo oculto! ¡No era un escritor! Los escritores siempre dicen lo que quieren decir y listo. No andan escondiendo cosas, sino dejarían de ser escritores― luego, retomando su dulce voz, me dijo mientras me abrazaba ―¡Tal vez no te oculto nada sino que simplemente te lo dijo!
¡Sin duda era un comienzo!
Carlos había muerto desganado y en mucha soledad. Entonces era cierto. Estaba hablando directamente, sin trabas ni complejos algoritmos, sino que simplemente te estabas dirigiendo a nosotros con directas voces del tiempo, gritando desde lo más intimo de tu ser, simplemente para darnos un consuelo y hacernos levantar nuevamente.
De esa forma fui descifrando todas las claves.
QTOR 4, P 21, L29, “La Isla de los macacos”: “Si soy un hombre algo anticuado y amo el conocimiento”
QTOR 4, P3, L61: “Allá suena el clamor de los gigantes, convocando nostalgias, concentrando sueños, congregando el porvenir”.
¡Como siempre levantándonos los brazos caídos!
La respuesta me la dio en la siguiente clave.
Por lo tanto, si lo creíamos o no dependía de como aceptábamos la fantasía.
VAGDO, P18, L4: “Mi viaje tenía un propósito iniciativo. Era una prueba que debía rendir, una entrada que transponer, para orgullo de mi vigilante y la satisfacción de mis hermanos”
¿Vigilante? ¿Quién era tu vigilante?
VAGDO, P43, L22: “¡Que bueno es verte compañero!¡Te he extrañado tanto!”
No entendí este párrafo.
VAGDO, P116, L13: “Aún tenía toda una vida por delante”
No importa donde estés, seguirás siendo un soñador.
¿Éramos nosotros a los que dejaste? ¿A quienes hacías referencia?
Era las generaciones futuras, aquellas por las que tanto habíamos trabajado. Este era tu legado, simplemente brindarles una cultura mejor.
QTOR 4, P 25, L68, “La Isla de los macacos”: “Me iré de esta época amorfa para siempre. El hombre tiene derecho a optar en donde ser y en donde morir”
DHIE, P235, L17: “Mas allá, Mas allá... Encontraría un enigma que descifrar, una inspiración que leer, una causa por la cual luchar, una antigua canción para que su pecho oprimido se expandiese”
Fernanda me abrazó fuertemente mientras lloraba desconsoladamente.
Ahora podía dejarte ir. Ahora estábamos en paz.
Ya no sentía el pesar de haber perdido contacto con Carlos estos últimos años, sino que simplemente me embargo una paz y felicidad indescriptible. Sabía que no nos veríamos en mucho tiempo, pero sabía que como siempre nos llevabas la delantera.
Santiago, Abril de 2007.
PS.- Texto íntegro ubicado en
http://www.puerto-de-escape.cl/08/02_esp_crs.htm#04
Con Carlos Raúl estábamos revisando el contenido del boletín número 10 de la Sochif, cuando de pronto me dijo:
―¿Todavía lees esos libros de aventuras?
―Sí, aunque no he podido terminar de leer a Sandokán, porque no los tengo todos.
―Pues, ¡ahora los vas a poder leer todos!― me dijo con una sonrisa brillante y el pecho en alto mientras sacaba un libro de la repisa al costado de su escritorio.
Con un nudo en la garganta pude ver un pequeño libro de unos 15 cm con tapa dura azul, de cuatrocientas y tantas páginas, con la inscripción “El Desquite de Yañez” en su lomo.
Traté que una lágrima no rodara por mi mejilla, pero sin duda la vista se me nubló mientras ojeaba el libro.
―¡Gracias!― le dije casi sin voz. ―¿Dónde lo encontraste?
―En San Diego el mes pasado. Como no nos habíamos visto no te lo había podido pasar... Pero, ¡ahí esta!
―¿Y cuánto te debo?
―¡Crees que te voy a cobrar algo por el libro! ¡Es un regalo!
Era de una editorial “Saturnino Calleta”, la que no había visto nunca. La verdad es que nunca he visto un ejemplar de ese libro, o de alguna otra editorial, salvo el que me regaló Carlos. Sin duda siempre estaré en deuda con él por tan preciado regalo.
―¡Ya está hecho!― me dijo riéndose.
No entendía lo que me decía. Tal vez el shock había sido demasiado fuerte, pero no veía ninguna dedicación en las páginas delanteras del libro.
―¡Pero si no tienen nada po, Carlos!
―¡Si lo tiene, Pequeño Saltamontes! ¡Si lo tiene! Sólo tienes que saber mirar con otros ojos.
O por lo menos eso fue lo que creí en ese momento.
5
Tardé sólo dos días en leer el libro. Había pasado casi todo el fin de semana encerrado en mi pieza devorando cada una sus páginas.
Cuando por fin lo terminé de leer pude ver que en una de las últimas páginas en blanco de la encuadernación, había una serie de frases escritas con la letra de Carlos.
¿Era esa la dedicación que me había dicho?
QTOR 4, P25, L47
FANTCOL, P 17, L5
FANTCOL, P 17, L11
QTOR 4, P 21, L29
QTOR 4, P3, L31
QTOR 4, P3, L61
VAGDO, P53, L10
VAGDO, P18, L4
VAGDO, P43, L22
VAGDO, P116, L13
VAGDO, P116, L14
DHIE, P56, L11
DHIE, P56, L9
QTOR 4, P 25, L68
DHIE, P235, L17
DHIE, P235, L21
Una vez encontrado el libro de la editorial Robin Hood, sobrepusieron el párrafo de la línea 3 del tercer capítulo con las letras del abecedario sin repetir ninguna, A, B, C...... etc.
Con esto supieron que letras debían sustituir en el mensaje encriptado para obtener el mensaje descifrado final.
Si este era un mensaje oculto... ¡Debía resolverlo!...
Pero primero debía saber si efectivamente era un mensaje oculto de Carlos o estaba comenzado a alucinar cosas.
.
―¡Alooo!― me dijo desde el teléfono.
―¡Carlos, soy yo, Marcelo!
―¡Hola Marcelo! ¿Cómo estai?
―Bien, pero te llamaba para hacerte una pregunta...― evitando todo rodeo dije simplemente ―¿Me dejaste un mensaje para descifrar en el libro de Salgari que me regalaste... O al final hay algunos apuntes tuyos que son puras letras no más?
―¡Sólo el tiempo te lo dirá, Pequeño Saltamontes! ¡Sólo el tiempo!
―¡Pero no tengo ningún mensaje encriptado! ¿¿¿Qué hago????
―No debes hacer nada, sólo el tiempo te lo dará.
Debía aplicar su sabiduría nuevamente y entender esto como una enseñanza o simplemente se estaba divirtiendo conmigo. ¡No! ¡Eso era imposible! ¡Carlos jamás se reiría de un amigo! Por lo tanto, abatido, simplemente me despedí de él.
6
Muchos fueron los intentos que hice para poder descubrir como descifrar mensajes ocultos.
Busqué en la biblioteca todo lo referente de códigos encriptados y por muchas horas leí todo lo que estaba al alcance para investigar que era lo que me había querido decir Carlos en el libro.
Descubrí que cuando tienes más de un mensaje cifrado distinto, nunca debes usar la misma clave para descifrarlos, porque si lo haces rompes la seguridad del mensaje. Tal vez por esto es que eran necesarias tantas claves distintas... Pero eso quería decir que tenía diez y seis mensajes por descubrir.
Investigue el lenguaje cifrado Playfair que utiliza una clave de cuatro letras distintas para generar la regla de cifrado. Estas me servirían para QTOR, pero para ninguna de las otras.
Pero algo inquietaba mi subconsciente o muchas veces no quise afrontar.... no importa cuanto investigara.... aún no tenía ningún mensaje para descifrar... Sólo sus claves.
Tal vez por eso, simplemente de a poco lo fui dejando de lado.
Tal vez por eso, el remordimiento me consumió silenciosamente.
Tal vez por eso, simplemente me di por vencido...
...Hasta ahora.
7 (2007)
Carlos Raúl Sepúlveda murió el viernes 9 de febrero de 2007 a los 65 años.
Pocos de mis amigos han muerto... A veces se hace difícil de sobrellevar... Y con Carlos Raúl no ha sido la excepción.
Fueron muchos los momentos que compartimos en torno a la Sochif. Fueron muchos los desafíos que realizamos en pos de dar a conocer el tan menospreciado género de la Ciencia Ficción.
A veces cuando nuestros ánimos habían decaído al suelo y cuando ya pensábamos en renunciar, siempre aparecía el consejo y guía de Carlos que nos hacia levantar los brazos de nuevo.
Simplemente nos enseño un camino a la sabiduría...
...le echaremos mucho de menos.
(CONTINUARÁ)
Santiago, Abril de 2007.
PS.- Texto íntegro ubicado en
http://www.puerto-de-escape.cl/08/02_esp_crs.htm#04
domingo, 11 de noviembre de 2007
.
Une météorite m'a transpercé le coeur
Vous, sur la terre, vous avez des docteurs
Contact, contact
Il me faut une transfusion de mercure
J'en ai tant perdu par cette blessure
Contact, contact
Ôtez-moi ma combinaison spatiale
Retirez-moi cette poussière sidérale
Contact, contact
Comprenez-moi il me faut à tout prix
Rejoindre mon amour dans la galaxie
Contact, contact...
TRADUCCIÓN LIBRE:
Ustedes, sobre la Tierra, tienen algunos médicos
Contacto, contacto
Necesito una transfusión de mercurio
He perdido mucho por esta herida
Contacto, contacto
Quítame mi traje espacial
Sacúdeme esta pelusa [mota, limadura] sideral
Contacto, contacto
Ello exige un gran precio
Encontrar mi amor en la galaxia
sábado, 10 de noviembre de 2007
1 (1989)
Apenas podía respirar mientras corría por la calle Santa Isabel y doblaba por Arturo Prat hacia el sur.
Cualquiera que me mirara pensaría que era otro escolar cimarrero que estaba arrancando de alguien para ir a carretear con los amigos, pero yo sabía que tenía una misión importantísima por cumplir.
Tal vez era un tonto al apurarme tanto, pero no me gustaba llegar tarde a algún lugar cuando me había comprometido a alguna hora, y menos si se trataba de la Sochif.
2
Mirando a través de los vidrios de la puerta vi como Carlos se levantaba de su escritorio para encaminarse lenta y rítmicamente hacía la puerta.
―¡Ups! ― pensé ―¡Me va a retar…!
―Disculpa por llegar tan tarde― le dije con vergüenza ―pero me atrasé por mirar libros en San Diego.
―¡¡¡Con este calor!!!
―¡Se te va a quitar el calor! Es por un efecto de temperaturas. ¡Hazme caso! ¿Quieres uno?
―¡No, gracias!
―Bueno, yo me voy a tomar uno. Toma asiento.
―¡Uno de Emilio Salgari!― le grité.
―¡Emilio Salgari!― repitió mientras venía de vuelta revolviendo su taza de café ―¡Excelente! ¿Alguno de Sandokán supongo?
―¡Sí!― dije con alegría ―Se llama “El desquite de Yáñez”. Lo he buscado por todos lados y no lo encuentro. Es el único que me falta de la saga. ¡Los tengo casi todos!
―Yo los leí hace mucho tiempo― me dijo sentándose. ―Yo tenía todos esos libros de aventuras, aunque siempre me gustaron más los libros de aventuras de cowboys…
Repentinamente, mirando al vacío, su cara cambio de expresión, y con esa mirada dura que colocaba cuando se enojaba me dijo: ―Me quemaron todos esos libros para el 73. Los pacos allanaron la casa varias veces buscando armas. Una vez un paco gueón confundió a Karl May con Karl Marx y mandó a quemar todos esos libros…
Horrorizado pensaba en que quizás habían quemado todos los libros de Salgari para esa época y que por eso me era difícil encontrar ese libro.
―Siempre ando por San Diego viendo libros― me dijo volviendo su sonrisa en su cara. ―Si lo encuentro te lo traigo.
―¡Gracias!― dije con alegría ―Siempre me han gustado esos libros de aventuras. De hecho con ellos comencé a leer novelas cuando era chico.
―¡Yo los sigo leyendo hasta ahora!― me dijo riéndose. ―¿Y por qué te gustan esos libros?― me preguntó mientras sorbía su café. ―¡Es difícil que hoy en día alguien lea esas novelas de aventuras!
―Es por eso― me dijo alzando la voz ―que se hace cada vez más urgente abrir estos espacios culturales donde el sueño del hombre, libremente, puedan vencer todos esas paradigmas ficticiamente creadas por todas esas empresas libremercadistas que nos cautivan intelectualmente.
―¡En los sueños, Pequeño Saltamontes! ¡En los sueños! ― abrió un cajón del escritorio y sacó un cuaderno lleno de apuntes garabateados. ―Yo presto mucha atención a lo que sueño. Y como generalmente uno no se acuerda de lo que sueña al otro día, apenas despierto, sin importar la hora, anoto todo lo que he soñado, sin arreglarlo ni hermosearlo, sino que simplemente lo escribo. Después estudio lo que escribí y le busco sentido al sueño. Nuestro subconsciente siempre nos dice cosas interesantes.
―Mira la forma en que escribes tus artículos de Conan, tienes intrínsicamente un estilo de escritura, que se puede trabajar y mejorar constantemente, pero la tienes.
―¡Si sé que uno lo tiene, Carlos! Pero siempre me ha costado escribir algo. ¡Me enredo mucho! De hecho, mira― dije sacando unos papeles escritos a máquina de mi mochila ―Este es el nuevo articulo de Fantasía Heroica que estoy escribiendo, léelo.
―Mira, puedes escribir lo que quieras y como quieras. Si lo deseas puedes enredar al lector al principio como lo hiciste en el párrafo inicial, pero lo justificas en el segundo párrafo ampliando la idea y dándole sentido. Lo importante es que debes tener siempre definida la idea original de lo que quieres decir. Después lo cuentas como quieras.
Al ver mi rostro de incertidumbre con una nueva sonrisa y brillo en los ojos me dijo con el índice derecho apuntando al cielo.
―¡Léelo y estúdialo! ¡Te ayudará!
―¡Vamos!― dije con entusiasmo mientras salíamos de su casa.
3
En mi casa, ya descansado, comencé a leer el manuscrito que me había prestado Carlos Raúl. Se trataba de las peripecias de un grupo de cinco niños que formaron el denominado “Club de Detectives Sherlock Cinco”. En los cuatro cuentos que componían el librillo se describían las aventuras de los niños al resolver distintos casos de tenor sobrenatural.
Por Magdalena Campos
viernes, 9 de noviembre de 2007
PS.- Texto originalmente publicado en Infrarrojo: Revista de Literatura Policial y Géneros Afines. Santiago, Año I, Nº 1, Marzo de 2004.
martes, 6 de noviembre de 2007
todo lo que había muerto,
sin dejar ecos de memoria,
flotaba en el espacio;
Una masa enorme, aplastada,
pero pequeña,
como una mota de polvo
en los abismos sin estrellas.
No es posible comprender
la duración de este tiempo muerto,
pero alguna vez,
como lo había hecho en el pasado,
aquella masa explotó
cubriendo la negrura con soles de hidrógeno
y soles pequeños que erraban perdidos,.
enfriándose y siendo al fin
atraídos a una órbita luminosa.
porque ya había noches y días,
un pequeño sol en órbita,
deja caer sobre la tierra hirviente,
un cielo de agua.
Y entre el fuego, luz y agua,
comenzó, una vez más,
el misterio de la creación de todas
las caprichosas formas de de vida.
Al último,
cuando todo estaba hecho,
aparecieron seres,
que caminaban erguidos bajo el sol,
hijos del fuego
y herederos del agua,
con cuerpos de agua, calcio,
potasio, fierro, moléculas conocidas
y desconocidas,
formando innumerables elementos orgánicos.
Aquellos hombres,
porque eran ellos que llegaron al ultimo,
comenzaron a cazar animales
que pastaban en las llanuras
y un día, un gran cazador murió,
y su muerte fue como ninguna otra.
como tantas que habían cavado
y una pálida mujer
vistió a su hombre muerto
con sus mejores pieles
y a su lado colocó
sus mejores armas.
Y mientras en el oscuro horizonte,
amenazaba una tormenta,
decidió poner en la tumba
cuidadosamente envuelto con hojas,
un pedazo de carne asada.
-Es para el camino, por donde tú irás ahora-dijo.
mientras observaba como taparon la tumba con piedras.
Y aquellas palabras que pronunció,
fue el acto más significativo de todos los tiempos:
Un primer homenaje silencioso hacia lo desconocido.
Y comenzó la época más gloriosa del hombre,
que duró decenas de miles años,
siguiendo el interminable viaje hacia el verano,
al paso de los animales.
Pienso ahora,
en aquellos hombres jóvenes,
perteneciendo yo a una sociedad,
de lo que queda de ellos
y que no saben que están destinados a desaparecer,
dejando solamente una huella efímera.
Pero llego a la conclusión,
que la raza tiene una oportunidad más.
Cuando en millones de años, las pirámides
y las monstruosas ciudades,
se hayan hecho polvo,
y cuando existan nuevamente bosques hermosos,
aguas limpias y el sol estará aún amarillo,
la creación depredada
se habrá recuperado de la infamia,
y tal vez ,una vez más, el hombre pueda nuevamente, iniciar, ,
el largo camino hacia el verano.
Santiago, Noviembe de 2007
sábado, 3 de noviembre de 2007
Como era de suponer entregué mis datos y pasé a formar parte de tan extraño club. Mi tercera sorpresa fue que días después del evento antes mencionado, Andrés Rojas Murphy decretó por si y ante si el término del club. Quedé con mis alas cortadas antes de aprender a volar.
Afortunadamente Carlos Raúl y otros próceres rescataron las fichas de los socios y fundaron la Sociedad Chilena de Fantasía y Ciencia Ficción (SOCHIF), de la cual formé parte desde su inicio. Conocí a mucha gente valiosa, escritores, dibujantes, actores, estudiantes, trabajadores, etc. A todos nos unía el género de la ficción, pasión que nos convirtió de inmediato en amigos. Si bien sus relatos transitaron por la ficción, en todos ellos advertí que él había bebido en las fuentes de los hechos, hechos que bien pudieron ser escritos en episodios y capítulos para formar parte de un entretenido anecdotario. Salvando la debida distancia por supuesto, al igual que Gabriel García Márquez, Raúl encontró a sus personajes ahondando en sus fantasías, imaginando los sueños de su universo interior que reconstruye las peripecias de una vida llena de nostalgias.
En nuestro Chile donde el comportamiento de los figurones seduce a mucha gente, siempre dio muestras de un recelo que lo llevó a negarse a pertenecer a los adoratorios políticos en pos de beneficios mezquinos. Ese orgullo no son vanas ínfulas sino de una moral que en cierta manera predicó y lo convirtió en un ser extravagante y lleno de ilusiones.10 de febrero, madrugada fría y solitaria en un hospital público. Carlos Raúl Sepúlveda se ha ido. Durante el año pasado entró y salió de hospitalizaciones. No quisimos aceptar la gravedad de su estado y su partida sorprendió a sus amigos a pesar de su premonición de muerte o deseo escondido.
Ha partido Raúl, amigo y compañero de tantos sueños, de tertulias sanas y de comidas pantagruélicas. Nos hará falta.
Por Pedro Frez
En ocasiones diáfanas de luz
Santiago, 16 de octubre de 2007
PS.- Texto originalmente ubicado en:
http://www.delverboenfuturo.blogspot.com/2007/10/el-canto-celestial.html
lunes, 29 de octubre de 2007
viernes, 19 de octubre de 2007
Camino rápido entre el gentío del Mall Estación. Por ser temporada de vacaciones abundan los bolsos, las maletas y todo lo que llevan los viajeros fuera de Santiago. Éstos se mezclan con los que vitrinean o simplemente van o vienen por los alrededores de la capital. ¡Qué ganas de irme unos días fuera de Santiago!... Pero no podrá ser. En mi mente aparecen mi casa, mi cama... Qué ganas de recostarme y olvidarme del mundo. Sigue pasando gente con bolsos. Pienso que no estaría nada mal pasar unos días en la playa con una morena veinteañera... ¿Será verdad lo que mi amigo Carlos me dice: “Cómo puedes ser tan degenerado pensando en mocosas”?
Miro a hora: 1925. Estoy cansado, pero está lo acordado telefónicamente con Sepúlveda durante el fin de semana. Habíamos quedado de juntarnos el lunes, pero no se encontraba con ánimo, “mejor el martes te espero, socio, piensa en lo que hablamos”. La conversación había girado sobre algunas ideas que él tenía respecto al trabajo a efectuar con El Tábano, ideas que me pidió extendiera y completara.
1945, veinte largos minutos tardé en llegar a Santa Rosa con Av. Matta, “¿Cómo será cuando comience el Transantiago?”, pienso mientras me acerco a destino, recordando una reciente conversación sostenida con Carlos al respecto, en la que concordamos que no se veía tan fácil el nuevo diseño de transporte urbano.
Su imagen sonriente, amable y afectuosa es la que siempre continuará acompañándonos, a mí y a todos los que le conocimos, hasta el momento del reencuentro definitivo.